Honestidad en todos mis proyectos.
En mis inicios no me dedique al mundo del diseño, mi formación fue técnica y me emplee muchos años siendo SAT en una de las grandes. Pero desde jovencito yo era el que me encargaba de hacer los carteles y los cuadernos del campamento en mi grupo de tiempo libre. Y por esa época descubrí que la vida se podía guardar por instantes y me convertí en el chico de las fotos, esa pasión me llevo a tener cajas y cajas de negativos y diapositivas, hoy son discos duros. Puedo decir que gran parte de mi vida la he visto a través del visor de una Nikon.
Hubo un momento que mi forma de sentir la vida me impulsó a hacer un giro profesional de 180º y me di cuenta que si quería ganarme la vida haciendo lo que más me gustaba, no bastaba todo aquello que había aprendido practicando por mi cuenta de forma autodidacta. Así que de bien mayorcito cogí de nuevo la cartera y el estuche y me apunté a la escuela de artes y ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida, amplió mis conocimientos y mis aspiraciones hasta el infinito y más allá.
Desde entonces y hasta hoy, me gano la vida haciendo diseños y fotografías que ayudan a las empresas a vender sus productos y a gritar al mundo quiénes son y qué hacen.
Soy un trabajador incansable, cada proyecto lo hago mío y aporto honestidad a todos mis proyectos, asesorando la mejor solución en cada caso, desarrollando un diseño ético y responsable.
El trato con mis clientes es sincero y amigable, baso la relación en la confianza, puedo decir que mis clientes son recurrentes y algunos de ellos los considero mis amigos.
No uso mac, ni tengo un despacho en el centro, y me gusta hablar en un idioma que podamos entender todos, huyendo de anglicismos que dificultan la comunicación.
Mi forma de llegar a nuevos clientes ha sido la de que mis propios clientes recomienden mis servicios. Esto es un reconocimiento a mi forma de trabajar y puedo decir que me siento muy orgulloso.
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